lunes, 24 de noviembre de 2008

... Y ahora qué ?

Desde hace más o menos un año mi vida ha ido por etapas, primero pasé por la etapa de qué mal me encuentro, no sé lo que me pasa y no puedo ni con el bolso, después pasé por la etapa de casi la palmo, me faltó nada pero sobreviví (y es que en el fondo aunque yo no lo quiera creer, soy fuerte, me lo han repetido tantas veces, que al final lo he aceptado : soy fuerte), luego pasé por la etapa de la UCI, en la que viví unos días muerta de miedo pero sedada y practicamente sin dolor, luego pasé por la fase de habitación de hospital con miles de enfermeras entrando y saliendo, con médicos entrando y saliendo, con mi familia entrando y saliendo, con Pepe atendiendo las visitas que yo no podía o quería atender, con el teléfono sonando cada dos por tres, con el inicio de la larga lista de pruebas que me tuvieron que hacer, sube y baja todo el día en esos malditos ascensores para camas que parecían un iglú, ahora una prueba, ahora otra, con la comida que pretendían que comiese cuando casi no podía beber ni agua, juro que nunca más volveré a probar una gelatina de fresa ni de ningún otro sabor aghhhhhhhh, nunca lo hubiera pensado pero en la habitación eché de menos la UCI, allí levantaba una mano y me pinchaban analgésico al instante, en la habitación las enfermeras se hacian desear y cuando entraban con el calmante yo ya había pasado algunos largos ratos de dolor en los que me retorcía literalmente en la cama, un médico que me atendió en uno de esos ataques me reconoció que no se podía explicar como podía realizar semejantes contorsiones con el pedazo de cicatriz que tenía en mitad del abdomen, ni yo misma lo sé, sólo sé que me dolía mucho, mucho, mucho el estómago o lo que fuera que me doliese.
Y así fue pasando el tiempo, y un día los médicos decidieron que iba a estar mejor en mi casa que allí, porque en casa comería mejor (jejeje ingenuos) y estaba bastante fuerte y recuperada (ya pesaba como 43 kilos, toma ya), y tenía muy buen aspecto (y dale con el buen aspecto), así que me fuí a casa, y allí empezó otra nueva etapa : la peor de todas, en mi casa estaban mis cosas y mis hijos, pero no estaban las enfermeras que me pinchaban en vena analgésicos a cualquier hora del día o de la noche, en mi casa yo tomaba una mierda de analgésicos que no me quitaban el dolor, en mi casa se suponía que debía comer y yo no podía comer, en mi casa no estaba mi madre, en mi casa me ponía nerviosa cuando oía a los niños y yo no me podía levantar para estar con ellos, en mi casa tuve unos dolores de cabeza bestiales, en mi casa estuve mal, muy mal. Y mientras estaba en casa, cada dos por tres tenía que ir al hospital para que me siguieran haciendo pruebas, porque los médicos no se iban a dar por vencidos hasta que encontraran el origen de la supertrombosis portal -mesentérica que me había provocado las varices esofágicas que me habian causado la bestial hemorragia digestiva por la cual casí me desangro en dos minutos, un cuadro tan importante no podía ser fruto de la casualidad y ellos iban a averiguar la causa, y para ello me tuvieron que hacer mil pruebas, algunas indoloras y otras muy dolorosas y no voy a entrar en detalles porque todavía se me ponen los pelos de punta cuando pienso en la biopsia de médula, ayyyy, pero gracias a la biopsia de médula descubrieron el origen de mi enfermedad y me empezaron a tratar, y dejaron de buscar, y desde entonces me encuentro un poco mejor, los dolores de cabeza casi desaparecieron, y ahora las pruebas son pruebas de control.
Y mientras tanto llegó el verano, la mejor etapa de todas, y me fui a Menorca, y disfruté del sol y del mar y de la bici y de mis hijos y de todo, y aunque pasé unos días un poco pachucha y ni allí me libré de las pruebas en el hospital, todo fue genial, Menorca siempre había sido mi paraíso, pero este año lo fue más, nunca he disfrutado tanto de un baño en el mar como ahora, y luego me fuí a Santander y allí estuve también fenomenal, y pasó el verano, y llegó el otoño ..., y ahora que ya estoy mejor, que tengo un tratamiento, que no tengo grandes dolores, que lo único que tengo es cansancio (y después de lo que he pasado estar cansada me parece de risa), ahora que se fue el sol, ahora que dejé de concentrarme en los analgésicos, ahora ... no sé en que punto estoy.

Ahora miro para atrás y no me explico cómo he llegado hasta aquí, ahora miro al futuro y no sé que va a ser de mí, y me encuentro rara, a veces triste, a veces contenta, a veces serena y a veces inquieta. Ahora tengo una especie de fuerza interior que no sé cómo utilizar, y a veces siento como si me desbordara ... creo que ha llegado el momento de ver qué hago con todo esto, y no sé por dónde empezar !

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