miércoles, 25 de febrero de 2009

El plátano tiene mucho potasio


No me gustan los plátanos, aunque sean de Canarias. Cuando yo era pequeña mi madre, como todas las madres, tenía un objetivo, quería que sus hijos comieran un plátano casi a diario, porque tenía mucho potasio y daba mucha energía, y era muy bueno. Todavía recuerdo la sensación del plátano deshaciéndose en mi mano, mientras el tiempo pasaba leeeento. Cada X minutos daba un pequeño mordisco al nutritivo y amarillo fruto del que no me gustaba ni su sabor ni su textura (por aquel entonces el potasio me importaba más bien poco o nada).

En aquella época tenía un amigo que era muy grande y comía mucho y a veces, si pasaba por allí, le encasquetaba el plátano de la merienda y los dos tan contentos, él porque le encantaban los plátanos y siempre tenía hambre, y yo porque me deshacía de la pegajosa pesadilla amarilla.

Tengo que confesar que a veces, cuando mi madre se despistaba, tiraba parte de plátano, pero muy pocas veces, porque a mí me costaba mucho desobedecer en ese tipo de cosas, y además estaba toda la historia esa de los pobres niños de Africa que no tienen qué comer que hacía mucha mella en mi conciencia, y tirar un plátano, pues como que no, pero a veces cuando ya mi boca no se abría de ninguna manera y me empezaban a dar arcadas, pues no me quedaba más remedio que tirarlo, qué le vamos a hacer.

Lo que hoy no me puedo explicar es de dónde me sale esa fuerza con la que me empeño en que mis hijos coman un plátano (de vez en cuando) aunque ellos se nieguen a hacerlo. A veces les veo morder el plátano sin ganas y me pregunto por qué lo hago. No lo sé, sinceramente no lo sé. Debe de ser cosa de madre, o algo que llevamos las mujeres de mi familia en los genes ... no lo sé.
Quizá el anunció de Mowglie y Baloo cantando "elplatanoquebuenoquesta" me marcó demasiado (es que estos publicitarios a veces no saben el daño que pueden llegar a hacer) ... no lo sé. El caso es que mis hijos comen plátanos para que yo me sienta bien. A veces les pongo un pañuelo en el cuello cuando a mí me duele la garganta, pero esa es otra historia ...


Y al igual que el plátano era muy bueno y había que comer muchos plátanos, había cosas que no eran tan buenas y mi madre nos tenía prohibidas. Hablo de bonys, tigretones, panteras rosas y pastelitos tipo bimbo en general, polos y flash golosinas, peta zetas (se contaban todo tipo de leyendas urbanas sobre los peta zetas) ... y muchas más cosas que mi madre llamaba porquerías. Y si mi madre decía que prohibido, pues prohibido, que le vamos a hacer. Nos podíamos estar muriendo de ganas de comer un flash y además tener cincuenta pesetas en el bolsillo que nos quedábamos con las ganas, porque éramos súperobedientes. A veces pecábamos, y después nos remordía la conciencia y nos dolía el estómago.
Ni a mi hermano ni a mí se nos olvidará el día en el que nos crecimos, nos pusimos chulos y nos fuimos a la tienda a comprar un bony para mí y un tigretón para él y a la tendera (de nombre Maria Jesús) le faltó tiempo para chivarse a mi madre en cuanto apareció por su establecimiento. Que pillada.


Mi madre en vez de polos y flashes nos compraba helados de mantecado, fresa y chocolate, con cucuruchos y barquillos, en vez de bonys y tigretones nos compraba pasteles de pastelería, en vez de peta zetas, pica-picas y chicles negros nos daba sugus de suchard ... pero nosotros seguíamos prefiriendo lo prohibido. Y a veces mi madre, que es muy buena, hacía como que no se enteraba de que nosotros, que éramos muy obedientes, nos las ingeniábamos para comer el fruto prohibido (que no era precisamente el plátano).

martes, 24 de febrero de 2009

En pausa

Pasan los días y no pasa nada. Quizá en otros tiempos eso me hubiese puesto nerviosa. Esos eran otros tiempos, cuando necesitaba vivir deprisa, cuando iba y venía, venía e iba y entre ir y venir hacía de todo y la vida pasaba, y pasaban cosas. Ahora no, ahora me recupero, poco a poco, mis hijos crecen, poco a poco, mis padres se hacen mayores, poco a poco, las estaciones pasan, poco a poco, y ya ... no pasa nada. Y eso es estupendo, ahora no quiero que pase nada, para recibir sustos, sobresaltos y sorpresas no deseadas, prefiero que no pase nada.
Cuando me recupere del todo, cuando salga de la cueva, cuando se me borren las cicatrices ... seguramente estaré dispuesta y preparada para afrontar las cosas buenas y malas de la vida. Entonces no me quedará más remedio. Ahora estoy en pausa. Y que conste, no estoy dispuesta a nada, ni preparada para nada.

A veces no hago nada, me siento y no hago nada, ni pensar. Y ya no tengo la sensación de estar perdiendo el tiempo. Ya no quiero llegar a ningún sitio. Antes sí, siempre estaba en el camino (como mi amigo Jack), pero cómo no sabía a dónde iba, no llegaba nunca, y en el camino gasté mucha energía, y lo pasé bien, y no tan bien. Mientras caminaba me pasaron las mejores cosas de mi vida. Ahora que no voy a ningún sitio, ahora quizá agún día llegue a algún lugar.

A veces pienso, imagino, sueño, fantaseo, recuerdo, planeo, invento ... (hay cosas que nunca cambian).

A veces vivo en el mundo real y otras veces vivo en mi mundo.

Estoy en pausa. El tiempo pulsará la tecla "PLAY". No tengo prisa.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Pepesoto



Hoy siento la necesidad de hablar de Pepe. Y es extraño porque a mí me cuesta mucho hablar/escribir de las personas a quienes realmente quiero. No me sale. Es tanto lo que significan que me parece imposible el simple hecho de intentarlo. Tiro la toalla antes de empezar. No me creo capaz. Yo, que puedo llenar folios contando por qué me gustan los Starbucks y que se me va la cabeza cuando escribo sobre mi casa en el mar con una bici a la puerta ..., soy incapaz de escribir sobre mis sentimientos más profundos.


Y sólo van a ser unas cuantas palabras, pero necesito contarlo, necesito contar todo lo que quiero a Pepe y agradecer a las fuerzas del universo el hecho de que nos haya hecho coincidir en esta vida (por decirlo de alguna manera ...). Pepe es bueno hasta el infinito y más allá, tiene un corazón que casi no le cabe en el pecho, cuesta encontrale un defecto (por mucho que lo intentes), es un padre excepcional (vale, le encontré el defecto : quizá sea un poco blando con los niños), siempre está al pié del cañón haciéndome la vida fácil (menos mal), tiene solución para casi todo, sonríe mucho, no desespera, su principal objetivo es que yo sea feliz, tiene una paciencia infinita, es un compañero de viajes perfecto, es listo e inteligente, todo el mundo quiere a Pepe, es optimista, nunca está cansado, siempre está dispuesto, es fuerte, nunca se queja, tiene mucha seguridad en sí mismo y cuando no la tiene la aparenta, es ingenioso, culto, decidido, amable, se lleva bien con la gente ... podría seguir un buen rato escribiendo cosas buenas de Pepe y eso es un lujo. Vivo con un hombre genial. Tengo mucha suerte.


Desde que le conozco Pepe siempre ha estado junto a mí, en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza, en la risa y en el llanto ... y espero que sea así por mucho tiempo. Espero hacerme vieja junto a él en una casa cerca del mar.

(Ayer, después de recogerle de su clase de baloncesto, llevó a Bruno a hacerse unas fotos de carnet. Le había llevado un batido de chocolate para saciar ese hambre tan tremendo que Bruno dice tener después de la clase "deverdadteloprometomamaquememuerodehambre". Una vez en la tienda el fotógrafo coloca a Bruno mientras Pepe le mira y le dice que sonría.
Bruno llega a casa todo orgulloso y me muestra las fotos ... no me lo puedo creer, son unas fotografías de mi hijo Bruno con bigote, con bigote de chocolate ! Y el fotógrafo y Pepe tan contentos !)

martes, 17 de febrero de 2009

La luz de la mañana

Tengo una nueva costumbre : leer los periódicos con un día de retraso. Por las mañanas, después de llevar a Bruno y a Catalina a la parada de ruta, desayuno tranquilamente mientras leo la prensa del día anterior y los suplementos dominicales de la última semana. He descubierto que me gusta leer la prensa atrasada, a esas alturas hay noticias que han caducado y no me molesto en leer, hay noticias de las que ya me he enterado y tampoco me molesto en leer ... entonces me centro en lo que me apetece y leo lo que me apetece mientras el café se va enfriando y hasta que se queda totalmente helado. Cuando trabajaba "leía" todos los periódicos a velocidad de vértigo y ahora sólo leo uno y despacito. Es casi mi única conexión con las noticias, porque ya no veo la televisión, ni siquiera la pongo, no me apetece, me aburre y no me interesa. La verdad, ahora que me paro a pensarlo, estoy un poco desconectada del mundo de la información, bueno algo más que un poco, muy desconectada ... no importa, ya me conectaré otra vez cuando no me quede más remedio, total es cuestión de hacer un click, y ya está.

El desayuno es la comida que más me gusta del día, un desayuno con tiempo es una maravilla, me gusta el café, me gusta el zumo, me gustan las tostadas con todo, me gustan los cereales, me gustan los bollos, me gustan las galletas ... y he vuelto a descubrir lo buenas que están las tostadas con mantequilla de la de verdad, no con margarina y otro tipo de cremas para untar con omega-3, isoflavonas y yo que sé que rollos nutricionales modernos, digo las tostadas con mantequilla de la de toda la vida, sal incluída, y con mermelada de arándanos, que buenas ! Después, una dosis de pastillas mañaneras y podría sobrevivir hasta el desayuno del día siguiente ...

Me gustan las mañanas y la luz de la mañana ...

sábado, 14 de febrero de 2009

Lo va a dejar ...


Ayer tenía muchas cosas que hacer, hay días que tengo muchas cosas que hacer. Me levanté pronto y con una sonrisa, fuí a llevar a mis hijos a la ruta (sonriendo), hice una cola en un organismo oficial (sin sonreir, pero con paciencia), desayuné con Pepe en una cafetería llena de humo (fuí tolerante), me fui a la Asociación de la Prensa a ver a uno de mis múltiples y maravillosos médicos (y sonreí mucho), quedé con Dudu y con Pepe en un Starbucks (no voy a decir para qué, pero nos reímos un buen rato), comí con Pepe una exquisita hamburguesa en Alfredo's Barbacoa (hamburguesa + sonrisa), paseé por el Retiro, tomé el sol (sol!) en un banco, miré al cielo (azul !), fuí de compras a la calle Fuencarral (gasté pocos €), y después volví a casa (de cabeza al sofá), cogí fuerzas (bufffffff), me cambié y me fuí con Pepe a una fiesta a casa de Diego y Blanca donde me encontré con ... tanta gente, donde hablé con ... tanta gente, donde bebí ... tantas coca-colas, donde sonreí ... tanto.


Ayer desayuné en una cafetería dónde todo el mundo menos yo fumaba. Lo hice por Pepe (todo un detalle), pero no puedo, no puedo convivir con el humo. Pepe va a dejar de fumar. Algún día de estos lo dejará...

miércoles, 4 de febrero de 2009

Sin bazo

Ayer estuve cenando con Ignacio. Merendando, cenando y "decopas". Tuvimos tiempo de hablar. Antes hablábamos y callábamos. Ayer hablamos y hablamos. Ignacio y yo tenemos muchas cosas en común, demasiadas. Ignacio y yo somos diferentes e iguales al mismo tiempo. Ignacio y yo somos amigos. Pasa el tiempo, nos hacemos mayores, nos alejamos y nos acercamos según la vida nos va dirigiendo.

Los dos hemos vivido y sufrido una grave enfermedad (larga y penosa enfermedad, dicen los obituarios de los periódicos). La de Ignacio más larga y penosa. Los dos la hemos superado. Los dos nos hemos quedado sin bazo. A los dos nos ha fallado el mismo sistema. Cuando él estuvo enfermo, yo viví su enfermedad intensamente, y no paraba de decirle que yo nunca podría soportar el pasar por lo que él estaba pasando. El se curó. Superó lo que muy pocas personas son capaces de superar. Cuando yo desperté de la anestesia, lo primero que pregunté-afirmé es "me han quitado el bazo".

El bazo se convirtió en un símbolo.

Ahora vivimos sin bazo una vida nueva. Antes de salir del hospital nos vacunaron como a unos bebés. Empezábamos una vida nueva que estamos aprovechando para disfrutar como una segunda oportunidad. Pero ni siquiera las segundas oportunidades se ven libres de escollos y por eso Ignacio y yo sonreímos mucho.
Al vernos juntos (o separados) nadie se imaginaría que hemos pasado por lo que hemos pasado, pues nuestra capacidad de recuperación ha sido ... muy buena.
Yo discrepo de Ignacio. Me resisto a apoyar esas teorías que hablan de que nosotros mismos nos creamos nuestras enfermedades. Puede que sea verdad, no lo sé. Pero, aunque yo me resisto ..., por si acaso ahora intento quererme más ...
El sufrió mucho más que yo. Si yo ví la luz al fondo del túnel, él estuvo en el túnel. Pero ...aquí estamos, hablando como antes y sonriendo mucho.
Ignacio es de los amigos que perduran en el tiempo, pase lo que pase, en contacto o no. En el otro lado están los amigos temporales, que también son muy importantes, también aportan su grano de arena, pero se acaban perdiendo en el tiempo y en el espacio, y de ellos queda un recuerdo más o menos intenso. Ignacio y yo siempre nos encontramos en un punto.

Sé que podía escribir algo mucho más bonito y profundo sobre mi amigo. Yo sé hacerlo mucho mejor, pero no me sale. A veces pienso que sólo me salen las cosas bonitas cuando estoy triste, y ahora no estoy triste, porque no quiero estarlo, porque quiero reir, porque me hace bien reir y sonreir ...

Y mientras tanto sigo pensando, dónde antes estaba mi súperbazo ... qué hay ahora ?

lunes, 2 de febrero de 2009

Poquito a poco


Enero me ha parecido un mes larguísimo. Desde que era niña no tenía esa sensación del paso lento del tiempo. Pienso en "hace un mes..." y me parece que fue hace mucho tiempo. No sé si ha sido por el hecho de estar de baja y no tener que pelear por las vacaciones de Navidad, o el frío y la nieve, o el no ver el sol y desear el sol al mismo tiempo, o el haber estado baja fisicamente, o el esperar el momento de las visitas al hospital, o el no hacer nada especial, o la lluvia ... no lo sé.

Y empieza febrero, y sigue haciendo frío, y sigue nevando y sigue lloviendo, y sigue sin salir el sol ... lógico, estamos en invierno!. Pero ha empezado con más brío. He vuelto a las clases de pilates y de yoga (abandonadas por culpa de mi costilla lesionada, por culpa de la Navidad, por culpa de la pereza). Empieza la temporada de fines de semana activos, nada de estar TODO el día en casa, por más que eso sea lo que quieran mis hijos : no salir de los límites de Florentino Granizo, número ocho. Está genial que se sientan tan bien es su casa, pero hasta el límite de no querer ir a ningún sitio ... noooo, me niego, yo me rayo todo el fin de semana en casa.



El sábado nos disfrazamos de familia cultureta y nos fuimos al museo del Prado. Un ratito. No pretendo que mis hijos se paseen todo el museo en una tarde. Vimos los cuadros de Velazquez. Y lo pasamos muy bien. Me sorprendió el interés de Bruno por el museo... y lo bien que se portó. El interés de Catalina no me sorprendió, per me gustó. Eso sí, preguntas y preguntas y más preguntas, y por qué, y por qué ... Ayyyyyy no lo sé, yo no se contestar a todo ! y menos a preguntas como por qué ese señor le ha cortado la cabeza a ese otro.

Después nos fuimos a ver las vacas de la Cow Parade y después cenamos comida mexicana. Y lo pasamos muy bien. Y yo me cansé ... poquito.


El domingo volvió a nevar. Comimos en un restaurante alemán, y pasamos la tarde ... en casa ! Y lo pasamos muy bien. Y yo me cansé ... poquito.



Poquito a poco avanzo. Pasan los días y las estaciones, y los veranos, poquito a poco, poquito a poco acabo el trabajo, y me relajo, poquito a poco ... poquito a poco me pongo triste y poquito a poco lo supero, poquito a poco en bicicleta, poquito a poco pedaleo, poquito a poco llego a casa, poquito a poco se hace la sopa ... poquito a poco se hace de noche, poquito a poco se hace de día, día tras día, poquito a poco ... poquito a poco me despido ...