Estoy nerviosa. No puedo comer. Mi estómago ha dicho que no le metan comida, y yo obedezco a mi estómago. Si no quiere que no coma, ya comerá, como los niños. Estoy nerviosa. Ahora mismo podría llenar varias bolsas de supermercado con mis nervios y mi ansiedad. Sonrío, sonrío mucho, me he dado cuenta de que es terapéutico. Ya comeré, tengo reservas, antes no las tenía, ahora sí, ya peso 50 kilos.
Estoy triste. Triste por querer y no poder. Triste por desear y no tener. Triste porque las cosas no siempre son cómo nos gustaría que fueran. Triste por no poder controlar todo lo que pasa en mi vida.
Pero en fin, estoy contenta porque a pesar de todo, he tenido algo que me ha hecho bien. Soy afortunada. Aunque sea algo pasado. Y estoy feliz porque tengo una familia que me abraza con cariño. Porque tengo unos hijos que me necesitan.
Estoy agradecida a los amigos especiales, esos que dan tanto con tan poco. Esos que, espero, siempre estarán ahí.
Estoy esperanzada, espero que todo vaya bien. Y además de esperanzada, como se puede ver, estoy rayada, muy rayada, así que voy a poner música y me voy a dormir. Mañana sera otro día.
Por cierto, me he comprado un billete y dentro de unos días me voy a Menorca. Adios.
1 comentario:
Ayy, que gusto meda volver a encontrarte. sigue con lso animos up, up, up!!
besitos!!
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