lunes, 20 de octubre de 2008

... y he vuelto a pensar en Maine

Esta mañana he ido al aeropuerto a llevar a mis padres y a mi hermano que se iban a la isla y he tardado una hora en llegar y otra en volver después de tragarme un gran atasco de ida y otro de vuelta. Al pasar por el túnel de Cea Bermúdez se me ha formado una bola en el estómago, hace nueve meses que no pasaba por ese túnel a esa hora y me han venido sensaciones de prisa, de agobio, de dolor de estómago, de otra vez llego tarde, de mierda de publicidad en la radio y yo sin batería en el i-pod, de qué te pasa a tí imbécil, es que este carril es tuyo? de venga que se pone rojo y el otro en doble fila precisamente aquí .... Stoooooooooooooooooop. No!

He pisado el acelerador más de lo que tocaba y he serpenteado entre carriles para no llegar tarde a yoga, y he llegado tarde a yoga y he interrumpido la clase al entrar (o esa impresión me ha dado) y cuando me he tumbado en la esterilla estaba a 120 por hora. Y poco a poco me he ido relajando, y al final me he relajado del todo y me he dicho bieeen, esto es lo que yo quiero.

He llegado a casa dispuesta a descansar. Estoy muy cansada. Ahora cualquier cosa me cansa, y dos horas de tráfico por Madrid no te digo nada ... y me he tirado en el sofá con mi ordenador a mano, mi i-pod, mis libros, y un café muy muy muy caliente y he pensado, bieeen, esto es lo que yo quiero.

Y ha llegado Pepe con cara de volao, le han ofrecido un trabajo de esos que no apetecen nada si no fuera por el dinero, maldito dinero. Un trabajo con horarios, con atascos, con múchos números y múchos teléfonos, y muchas horas, de esos que llegas por la tarde y te quitas la corbata (o los tacones) y te tiras en el sofá y los niños ya están en la cama, y tú no puedes con tu vida. Y Pepe no sabe que hacer. Y yo no sé qué decir.

Y he vuelto a pensar en Maine.

No hay comentarios: