miércoles, 18 de febrero de 2009

Pepesoto



Hoy siento la necesidad de hablar de Pepe. Y es extraño porque a mí me cuesta mucho hablar/escribir de las personas a quienes realmente quiero. No me sale. Es tanto lo que significan que me parece imposible el simple hecho de intentarlo. Tiro la toalla antes de empezar. No me creo capaz. Yo, que puedo llenar folios contando por qué me gustan los Starbucks y que se me va la cabeza cuando escribo sobre mi casa en el mar con una bici a la puerta ..., soy incapaz de escribir sobre mis sentimientos más profundos.


Y sólo van a ser unas cuantas palabras, pero necesito contarlo, necesito contar todo lo que quiero a Pepe y agradecer a las fuerzas del universo el hecho de que nos haya hecho coincidir en esta vida (por decirlo de alguna manera ...). Pepe es bueno hasta el infinito y más allá, tiene un corazón que casi no le cabe en el pecho, cuesta encontrale un defecto (por mucho que lo intentes), es un padre excepcional (vale, le encontré el defecto : quizá sea un poco blando con los niños), siempre está al pié del cañón haciéndome la vida fácil (menos mal), tiene solución para casi todo, sonríe mucho, no desespera, su principal objetivo es que yo sea feliz, tiene una paciencia infinita, es un compañero de viajes perfecto, es listo e inteligente, todo el mundo quiere a Pepe, es optimista, nunca está cansado, siempre está dispuesto, es fuerte, nunca se queja, tiene mucha seguridad en sí mismo y cuando no la tiene la aparenta, es ingenioso, culto, decidido, amable, se lleva bien con la gente ... podría seguir un buen rato escribiendo cosas buenas de Pepe y eso es un lujo. Vivo con un hombre genial. Tengo mucha suerte.


Desde que le conozco Pepe siempre ha estado junto a mí, en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza, en la risa y en el llanto ... y espero que sea así por mucho tiempo. Espero hacerme vieja junto a él en una casa cerca del mar.

(Ayer, después de recogerle de su clase de baloncesto, llevó a Bruno a hacerse unas fotos de carnet. Le había llevado un batido de chocolate para saciar ese hambre tan tremendo que Bruno dice tener después de la clase "deverdadteloprometomamaquememuerodehambre". Una vez en la tienda el fotógrafo coloca a Bruno mientras Pepe le mira y le dice que sonría.
Bruno llega a casa todo orgulloso y me muestra las fotos ... no me lo puedo creer, son unas fotografías de mi hijo Bruno con bigote, con bigote de chocolate ! Y el fotógrafo y Pepe tan contentos !)

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